Hay tres periodos
El primero coincide con el reinado de Alfonso II, en éste periodo destacan dos obras:
Iglesia de San Julián de Prados: planta basilical de tres naves con tres ábsides rectangulares, bóvedas de cañón y las naves se separan por columnas que sostienen arcos.
El segundo periodo es el de Ramiro I, de éste destacan:
Santa María del Naranco, en sus inicios no era una iglesia, era un mirador para el rey, un palacio de veraneo. Bóvedas de cañón con arcos de refuerzo sujetan las bóvedas se apoyan por el interior en las columnas y por el exterior en los contrafuertes. Capiteles corintios romanos, arcos de medio punto peraltados, tiene un peralte encima del capitel desde donde arranca el arco (tramo recto vertical). Contrafuertes, fachadas principales simétricas, se utilizan huecos triples, se entra por un lateral.
La iglesia de San Miguel de Lillo se conserva la cabecera y el comienzo de las naves, se supone que era de planta basilical con contrafuertes en el exterior y son importantes las ventanas caladas con celosías y en las jambas de la puerta principal tiene las primeras escenas historiográficas de la arquitectura (circenses).
La iglesia de Santa Cristina de Lena, se halla incompleta en la actualidad, lo más interesante es el iconostasis (espacio previo al altar para la consagración de los fieles).
En el tercer periodo a finales del siglo IX:
La obra más importante es La iglesia de San Salvador de Valdedios, de tres naves, bóveda de cañón que tiene algunos elementos de influencia mozárabe, sobretodo en las ventanas y capiteles.
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